martes, 29 de julio de 2008

Maestros.

Yo creo que Pedro Orgambide y Humberto Costantini me enseñaron a escribir. Nunca los vi en persona. Frente a frente. Uno murió antes de que yo me enterara de que existía y pasaron tres o cuatro años para que llegara, prestada, a mis manos una buena novela suya: De dioses, hombrecitos y policías, que una novia que tuve nunca me devolvió (entonces yo tampoco devolví) y otra me la consiguió otra vez por Corrientes (aún la tengo, jamás saldé mi deuda con quien me la prestó. PERDÓN). Fue un hermoso descubrimiento, Costantini, digo. Me gustó ese entrevero de simples mortales de Villa Urquiza y esos dioses griegos tan manipuladores, egoístas, celosos y conventilleros. Además, la sombra perversa y omnipresente de la peor dictadura. Ése fue el primero, después empecé a revolver librerías de viejo. Algunas ya no existen. Y fui consiguiendo En la noche, La larga noche de Francisco Sanctis (Bruguera los dos, esas tapas blancas con título y autor sobre fondo de color) y dos antologías del CEAL (tampoco existe, como las librerías ésas), bastante lindas, que tienen de todo un poco. No sé con qué quedarme de él (nunca voy a elegir nada para llevarme a una isla desierta, porque no hay islas desiertas, así que no me voy a obligar a recortar) Creo, sinceramente, que me quedo con todo lo que conozco y le apuesto varias fichas a los poemas de Cuestiones con la vida (los dos), que nunca pude conseguir completos y que nadie reedita.
Me parece que me gustan los ninguneados.
¿Cómo me enseñó a escribir? No tengo la menor idea. Tal vez tenga que ver con la dimensión que adquieren esos pequeños personajes que narra. Tal vez tenga que ver con ese registro cotidiano que usa, que se parece tanto al de los viejos del barrio en que crecí, que como algunas librerías, Costantini, el CEAL y el que yo era cuando cayó en mis manos De dioses hombrecitos y policías, no existimos más.
¿Falta Orgambide? Después.

lunes, 19 de mayo de 2008

Sólo los chicos

Las multinacionales de las comunicaciones salvan del hambre a los chicos de Latinoamérica.
Cientos de miles de personas en Buenos Aires y el DF se comprometen con la militancia social y, bailando al ritmo de Maná, Paulina Rubio y una larga lista de figurones con abultadas cuentas bancarias, salvan del hambre y la indignidad a los pibes de las villas miserias, favelas, cantegriles y cómo se llamen todos esos amontonamientos de ranchos y violencias, que cubren todas nuestras ciudades.
ALAS Y TODOS SUS CÓMPLICES HIJOS DE PUTA, MON CUL (intertextualizando con un poema que ya tiene como cuarenta años).
Si alguien tiene ganas, puede leer una buena nota de Pascual Serrano sobre el tema: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=67603

viernes, 7 de marzo de 2008

París 68

Así es. Ya se cumplen cuarenta años del tan ¿rebelde? ¿revolucionario? ¿vanguardista?¿europeo? mayo francés. La idea es que alguno de ustedes agregue su adjetivo preferido.
Se acercan la nostalgia barata y derrotista, las notas en las medios, las entrevistas a impresentables como Cohn Bendict y la revolución que quisimos tanto. Yo tiré esa piedra, dirá Pierre. Yo leí a Marcuse, afirmará Marie. Éramos jóvenes y hermosos, recordará alguien que dejó de serlo hace mucho.
Yo (el que postea) rescato algunos grafitis. Algunas fotografías de barricadas (puro vouyerismo, lo mío). Y me hace mucha gracia que la Francia ilustrada y democrática tuviera (tenga) un regimen universitario digno de volterase con una reforma como la de Córdoba (la sudaca) de 1918.
Falta Bertollucci, qué se puede decir de su film, ¿malo? ¿ridículo? ¿superficial? ¿una mierda?. La idea es que alguno de ustedes agregue su adjetivo preferido.

jueves, 7 de febrero de 2008

Sobre los fines de la biografía

Mi relación de lector con Cortázar es bastante pendular. Cada tanto vuelvo sobre su obra, en el medio años... A veces me decepciono y otras me maravillo. Desde hace semanas, estoy releyendo sus últimos libros, tan denostados por LA CRÍTICA (entiéndase que las mayúsculas son sólo una ironía bastante pobre) Y creo que son los que prefiero. Será porque no me gusta la literatura prolija, será porque me resulta muy interesante la forma que adopta, en ellos, el vínculo entre el discurso literario y la realidad, será porque porque se puede ser revolucionario sin perder el humor, será porque a Vargas Llosa le gustan los otros.
Durante gran parte de enero, estuve recorriendo librerías buscando Julio Cortázar: la biografía, de Goloboff. No lo conseguí; pero sí encontré en la red una reseña bastante interesante, que se puede leer en el siguiente vínculo http://www.dartmouth.edu/~rcll/rcll57/57pdf/57resenas6.pdf y que hurga en los fines de la biografía. Porque, en definitiva, ¿tienen algún sentido esas biografías cronométricas? ¿o hablamos de otra cosa?